La SOLEDAD, un reto para nuestra sociedad

LA SOLEDAD, UN RETO PARA NUESTRA SOCIEDAD 

¿Cómo podemos paliar la Soledad No Deseada?

La Soledad en nuestra sociedad es actualmente uno de los problemas más acuciantes. ¿Y cómo la podemos definir?. Como una falta de compañía, la falta de contacto con otras personas. Un sentimiento de pena o melancolía que se experimenta debido a la ausencia de alguien o algo que desearíamos que estuviese con nosotros. Es uno de los sentimientos, estados, más comunes que podemos atravesar los seres humanos en la vida. Cuando sentimos soledad, estamos solos, nos sentimos de esa manera, aunque la soledad absoluta no existe ya que siempre hay alguna persona con quien se puede mantener una cercanía física o emocional.

El contacto con otras personas es vital para la salud física y mental del ser humano. Generalmente, y desde que nacemos, vivimos rodeados de la familia y amistades. Nos sentimos parte de un colectivo que nos da afecto, compañía, apoyo y estimación. Nos necesitamos entre nosotros para poder sobrevivir. Por eso la gente tiende generalmente a buscar el contacto social a través de reuniones, encuentros o actividades.

Un estudio del Observatorio Estatal de la Soledad NO DESEADA ha recogido las opiniones de más de 400 personas que indican carecer de:

  • familia cercana,
  • alguien que se preocupe por mí,
  • no tener relaciones con otras personas,
  • alguien que me ayude cuando lo necesito,
  • alguien con quien hablar de mis problemas,
  • tener grupo estable de amigos,
  • libertad para salir de casa por falta de movilidad

Existen distintos grados o matices de soledad que pueden ser percibidos de distintas formas según cada persona. Este aislamiento y falta de contacto puede deberse a diferentes cuestiones:

  • Cuando la persona, bien porque le gusta y se siente bien en este estado, disfruta estar sin ningún tipo de compañía.
  • Cuando la persona por muy diversas causas negativas, queridas o no queridas se siente triste y no tiene ganas de vincularse con otros colectivos.

Por lo tanto y en general, podemos clasificarlas como: VOLUNTARIA o INVOLUNTARIA

VOLUNTARIA. La soledad en determinados periodos es valorada positivamente por muchas personas e incluso puede considerarse como imprescindible para descansar o concentrarse. ¿Quién no ha escuchado alguna vez en boca de algunas personas?:

“Acabo de separarme: ahora quiero vivir un tiempo de soledad para ordenar mis ideas”

“Voy a viajar al campo para estar solo y dedicarme a leer, relajarme y pensar en mi futuro”.

Esta soledad puede ser positiva si la buscamos para desconectar y reponer fuerzas.

Los monjes de ciertas congregaciones deciden vivir en soledad como una forma de conectarse con su mundo interior (espiritual). Incluso hay grupos de monjes que, pese a vivir en comunidad, no mantienen ni siquiera conversaciones entre sí.

Los estudiantes se aíslan voluntariamente cuando necesitan concentrarse para estudiar. Las bibliotecas son un oasis, un lugar muy válido para ello puesto que reúnen: silencio y concentración.

Algunos profesionales, como los escritores, artistas, filósofos, pintores, músicos, etc., también buscan la soledad, el aislamiento de la sociedad como elemento de inspiración y concentración para sus trabajos.

También el ser humano necesita algunas veces de este silencio “interior”, para reflexionar, analizar su trayecto personal en esta vida y tomar decisiones a raíz de esta introspección. El Camino de Santiago podría sacar a la luz tantas historias….

INVOLUNTARIA – no deseada (cuando la persona se encuentra, sin desearlo, sola).

La soledad no deseada, la que no ha sido buscada a propósito y que, además, se mantiene por largo tiempo y aboca a situaciones de falta de acompañamiento y apoyo, es susceptible de provocar problemas para la salud física, mental y emocional de indudable alcance e incluso pueden producir riesgo de exclusión social.

¿Qué sentimientos puede generar?

Tristeza, Desamparo, Inseguridad, Frustración, Incomprensión, Impotencia, Miedo, Inutilidad, Vergüenza, Rabia, Irritación.

¿Qué causas favorecen estas situaciones?

1) El Síndrome del abandono del hogar familiar

El primer acontecimiento importante al que se suelen enfrentar las personas mayores es el abandono del hogar por parte de los hijos que inician una vida independiente. Los padres esperan que éstos les presten la ayuda necesaria cuando sufran algún proceso de dependencia o enfermedad y este incumplimiento puede mermar las relaciones padres-hijos y crear sentimientos de soledad.

2) Unas relaciones familiares

– nulas, cuando se carece de familia

pobres, cuando la escasa relación con los hijos percibida por los ancianos, tanto en cantidad como en intensidad y calidad de afecto, representa un importante motivo de frustración.

3) La muerte del cónyuge

La viudedad suele ser el principal desencadenante del sentimiento de soledad en las edades avanzadas. El anciano se encuentra de pronto sin la compañía y la afectividad que tenía con su pareja, dando pie a problemas personales de adaptación a la viudedad de tipo, no únicamente emocional, sino también material y el relativo a la gestión del tiempo de su vida doméstica y social.

4) El fin de la etapa laboral

El otro suceso importante en la vida de las personas mayores es la salida del mercado laboral. Tras la jubilación, las personas disponen de tiempo libre que, muchas veces, ya que no han pensado en ello anteriormente, no saben en qué ocupar.

5) La economía también puede restringir las posibilidades de disfrutar de estos momentos de ocio, así como deteriorar las relaciones sociales.

6) La discapacidad física y/o intelectual son igualmente causa de aislamiento social ya que aboca a un aislamiento social grave.

 7) La falta de actividades de relación y distracción. La realización de actividades lúdicas puede ser la respuesta al vacío que puede dejar el aumento de tiempo libre provocado por una finalización del trabajo laboral.

Riesgos de la soledad para la salud

 El empobrecimiento progresivo de todos los refuerzos sociales, familiares, culturales, la vulnerabilidad frente a las enfermedades, los órganos de los sentidos, las funciones intelectuales, etc., desencadenan inestabilidad y sentimientos de indefensión en el anciano, y es que la soledad puede tener graves consecuencias negativas sobre la salud en el plano físico, psicológico y social.

 En el plano físico: debilidad del sistema inmunológico, dolor de cabeza, insomnio, algunos problemas de corazón y digestivos, etc.

En el plano psicológico: baja autoestima, depresión o alcoholismo, ideas suicidas. La consecuencia de la pérdida de la pareja es la que más aumenta, especialmente, la posibilidad de desencadenar trastornos psicopatológicos como la depresión o la neurosis.

En el plano social presenta conductas como el uso de los teléfonos party-line, (teléfono colectivo), buscando compensaciones emocionales en otros ámbitos.

Aunque es difícil medir el aislamiento social y la soledad de manera precisa, existe una fuerte evidencia de que muchos adultos de 60 años de edad o más están socialmente aislados o se sienten solos de manera que ponen en riesgo su salud. Cuando llegamos a la tercera edad la soledad es uno de los problemas más temibles, y tanto la jubilación como la viudez constituyen las dos situaciones más potencialmente proclives para el surgimiento y padecimiento de dicho sentimiento.

¿Ante esta situación que podemos hacer nosotros? ¿Hemos oído hablar de la Empatía?

 La Empatía es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

Empatizar con lo que una persona siente cuando se trata de alguien con la misma educación, los mismos ideales o cultura que nosotros, o cuando está pasando una situación similar o parecida a la que nos ha sucedido anteriormente, es una tarea fácil.

Pero ¿Qué sucede cuando se nos presenta una situación en la que tenemos que empatizar con alguien que ha actuado de la manera que piensas que jamás actuarías tu? ¿Te consideras empático cuando alguien ha realizado un acto en el que ha pisado tus valores o que la consecuencia de lo que ha hecho te ha tocado a ti directamente y te ha hecho sufrir?, ¿es fácil en este momento entender su reacción? ¿podrías ponerte en su lugar?

Algunas de las claves para aprender a empatizar en los casos más difíciles son: buscar el por qué, es decir, desde dónde y cómo lo ha hecho y tratar de no juzgar. En muchas ocasiones, cuando el acto de otra persona nos molesta, lo único que hacemos es centrarnos en la acción en sí, haciendo juicio de ella, diciendo frases como “yo no sería capaz de hacer eso”, “si eso me hubiera pasado a mí, no habría actuado así”. Pero ¿Cuántas veces, con el paso del tiempo, has terminado actuando igual, teniéndote que enfrentarte con todo lo que dijiste o pensaste anteriormente?

Características de una persona empática.

  • Sabe escuchar activamente, es decir, practica la escucha activa: estas personas, cuando escuchan, no sólo están oyendo, si no que están plenamente centradas en lo que la otra persona está diciendo. Esto (escuchar activamente,) conlleva la intención de aparcar, dejar de lado nuestros pensamientos y sentimientos para poner toda la atención en el otro.
  • Es sensible: una persona empática suele tener un alto grado de sensibilidad. De esta manera pueden entender mucho mejor lo que el otro está sintiendo. Siempre teniendo en cuenta que esa sensibilidad no puede implicar apropiarse uno mismo de las emociones o problemas del otro.
  • Es respetuosa y tolerante: las personas empáticas suelen tener estos dos valores muy integrados. No es que entiendan siempre lo que el otro está obrando con respecto a lo que siente, sino que, aunque no les guste la decisión que la otra persona toma, las acepta.
  • Evita los extremismos: las personas empáticas son capaces de ver una gran gama de grises en vez de verlo todo negro o blanco, y son capaces de no posicionarse de un lado u otro, sino que intentan ver los pros y contras de cada vertiente.
  • Comprende la comunicación no verbal: no solo se centran en lo que la persona dice, sino que son capaces de ver que, con sus gestos o su cuerpo, están manifestando.
  • Confía en la bondad humana. No juzgan a las personas solo por lo que les cuentan o por la imagen que tengan de ellas, sino que intentan ir siempre más allá. Cuando conocen a una persona, siempre piensan que es buena hasta que no demuestre lo contrario.
  • Cuida su lenguaje. Al entender tanto al otro, saben que las palabras pueden herir muchísimo. Por ello, miden lo que dicen y cómo lo dicen.
  • Entiende que cada persona es diferente. Comprenden que cada persona tiene unas necesidades específicas y que todos somos diferentes.

Todas estas definiciones son fruto de los estudios que sobre este tema han desarrollado instituciones especializadas en la comunicación. Una observación más: la experiencia personal, la buena voluntad para ayudar basada por supuesto en las indicaciones que personas expertas nos dan, nos ayudaran a “conectar” con las personas que sufren de soledad y viven encerradas en su malvivir.

Esperamos que todas ellas sean de utilidad y nos ayuden a “rescatar” con alegría y satisfacción a personas absorbidas por una soledad NO DESEADA.

AUXILIA ha impartido recientemente un Seminario sobre «Cómo podemos paliar la Soledad NO DESEADA», dirigido tanto al voluntariado, como a profesionales y personas que viven esta situación.